sábado, 29 de diciembre de 2012

Minutos




Los minutos van dispersos
en esta noche sombría.

Deambulando entre versos
ambiciono yo tomarlos
prisioneros de mis labios
para luego recitarlos
reunidos en calendario
más, que osadía la mía,
querer en texto apresar..

¡Imposible concentrarlos!

En el reloj se perdieron
escapados entre dedos
mientras escribo sobre unos,
otros veloces murieron.

Victoria Falcón Aguila
D.R 2012

jueves, 1 de noviembre de 2012

Dípticos del regreso

Fotografía Victoria Falcón Aguila


Canta el pueblo en esta noche santa,
aromatizada con el olor que me levanta.+ +Las moradas son hoy blancas
rebozan de risas francas.+ +Mezcla de fiesta y devoción

ante la muerte hay negación.+ +Encuentro de lo bendito y pagano
en una comunión con postulación.+ +No en la trascendencia del morir
sino en el gozo del comer y buen vivir.+ +La carne regresa a los huesos,
a la pelona le arranco los besos.+ +Sólo por hoy no seré ánima
el incienso regresa mi alma.+ +La flor amarilla adorna mi pisada
las campanas anuncian mi llegada.+ +el camino me iluminan con candelas.+ +Una elegante y alegre Catriname recibe con un trago de tequila.
Azúcar y chocolate endulzan la vida.
+ +
En la frente mi nombre
el que llevase siendo hombre.
+ +
Este es el verdadero “Tlallocan”
donde los mariachis siempre tocan.
+ +
No preguntes si las campanas doblan por mí,
tal vez ellas… tocan por ti .
+ +
¿Por qué vivir sufriendo a la muerte
si regresar siempre será nuestra suerte?

Autor: Victoria Falcón. D.R Nov. 2012

+ +

lunes, 1 de octubre de 2012

Noche estrellada




PINCELADAS AZULES Y AMARILLAS, DE SOLES DURMIENDO Y HADAS DANZANDO SOBRE EL SOMBRERO DE VINCENT CORONADO POR VELAS.




Me encontré a Vincent a las afueras del pueblo con su clásico sombrero de paja. El cielo era de un azul negro intenso, decorado por miles de estrellas.

No recuerdo cuando fue la primera vez que lo vi, pero se que desde ese primer momento me cautivó. En ese entonces yo tenía 18 años y era vecina del pueblo de Auvers-sur-Oise, pasaba unos días con unos parientes quienes vivían cerca de la pensión donde rentaba una habitación el señor Van Gogh.

Su pelo rojo y el mirar azul celeste de sus ojos me enamoró. Su cara con pecas brillaba debajo del sombrero que apoyaba candelas.

Parado frente al caballete sostenía con una mano el pincel y con la otra la paleta en perfecto equilibrio; los colores mezclados entre si orquestaban ya una obra impresionista.
 No me atreví a acercarme así que me quede sentada sobre la hojarasca para verlo pintar, imaginaba que yo, era el lienzo y sutilmente me acariciaba con las cerdas del pincel, comencé a ensoñar: me vi caminando por un campo dorado de trigo con un girasol en la mano, mi vestido azul rey combinaba perfecto con el azul del cielo y en el centro estaba Vincent esperándome; de pronto un fuerte viento en forma de remolino me envolvió, él me tendió su mano para sostenerme y con voz rasposa me tranquilizo:

.-Con nadie estarás mejor que conmigo— Aseguro.

El viento fue tal que logro elevarnos (unida a él nada me importaba), sobrevolamos “el trigal con cuervos” y “el campo de lirios”; admiramos desde lo alto el pueblo coloreado de azul y amarillo, pinceladas gruesas y puntillismo nos rodeaban en espirales de ilusión; cuando el viento se tranquilizo fuimos depositados en el “viñedo rojo”, perdidos sin tener conciencia del tiempo, no expuse preguntas, ni él respuestas, tendidos sobre manchas rojas conteníamos las ganas de degustar el aromático vino de nuestros labios

La lucha entre la castidad y la fuerza indomable de mi centro se desarrollaba en el amarillo rojizo de la caída del sol de media tarde; sin poder decir lo que pensaba solo lo observaba dedicado a leer el paisaje, libre ya de toda limitación de su pasado. Lo llamaban: imitador, loco, para mí era el genio que atrapaba la vida en un cuadro de tela viviendo la exageración del amarillo en sus flores flameantes alcanzando la paz.

Por mucho que hablara o le escribiera alguna carta no podría describirles exactamente lo que significaba para mi. Comprendí que el momento era inconversable; lo deje pintar y terminar el cuadro. Me fue difícil salir de esa región emocional más, era necesario para contarles que pese al balazo en el pecho...Nunca renuncio a la vida porque la vida le perteneció por voluntad propia quedando eternizada en cada pincelada donde brota amor y bondad. Ahora gracias a él soy: "un delgado creciente emergiendo de la sombra brillando a su lado en esta noche estrellada”.

Victoria Falcón Aguila   D.R 2012





sábado, 1 de septiembre de 2012

Cavilaciones


                                                 

(Telémaco canto I, la Odisea)


                                                       Desprendida la delicada túnica de mi cuerpo me dispongo a descansar. Euriclea prudente anciana, me ha dejado solo con mis pensamientos. El vellón de oveja invita al sosiego más la oscuridad trae angustia, doy vueltas tratando de hundirme en el sueño sin conseguirlo.
Retumban en mi mente las palabras que mi padre dijo a mi madre antes de partir: “Si no regreso de Troya no debes quedarte sola, Telémaco necesita un padre; si no he vuelto para cuando nuestro hijo sea un hombre, toma esposo”. 


Han pasado diez años ya desde su partida, Penélope fiel esposa aún lo espera sin embargo, los pretendientes insisten que elija a uno de ellos están impacientes por tomar el trono de Ulises y gozar de todas sus riquezas, paciencia y fidelidad han sido puestos a prueba…Todos desean compartir el lecho con mi madre, ruego a Zeus me conceda un día vengarme de sus obras; tomando posesión del mando de mi casa los he citado en el ágora al alba, donde les informaré que deben abandonar el palacio, es necesario dar un paso atrás, ir al inicio: haré el viaje que el huésped de ojos de lechuza me aconsejo, pero antes debo dejar las cosas claras en Itaca.
¡Oh! Divina Afrodita madre de Cupido niega el amor a Penélope, ordena a tu hijo que su certera flecha no de en el blanco, no hasta que regrese con noticias de Ulises, después de todo ya soy hombre y no necesito padre, no otro que no sea aquel cuya ausencia se ha hecho tan larga.
Mi meditación me impide dormir, será mejor dar un paseo por la playa bajo la sombría noche pues la esclava se llevó consigo la tea encendida. La soledad y el arrullo de las olas son buenas compañías…Necesito pensar, traer el recuerdo de mi padre, sentir su astucia debo confiar en que yo la herede, aludir mi existencia es referirme al sagaz Ulises a su ingenio por el que Troya fue tomada; así mismo debo crear una estrategia para deshacerme de los melenudos, antes de partir a Pilos.
La arena horada mis pies y las huellas recuerdan de donde vine; los cerros y el horizonte me reclaman como hijo de Odiseo amo de esta tierra “Itaca” ponen sus esperanzas en mí de llevar a cabo la tarea incierta en su éxito que me ha encomendando la divina Atenea, ¡yo! un aprendiz de rey, ¿cómo llevare a cabo tal encomienda?
¿Qué cosa me pregunto?
¡Soy hijo de héroe!, ¡debo defender mi heredad, no dejare que me arrebaten lo mío, lo inalienable!
Se asoman los primeros rayos del sol momento idóneo para un baño de purificación... Sumergido en el mar me proclamo heredero absoluto de Odiseo dueño y señor de todo lo que hay en esta isla a él, solo a él deberé de honrar, me niego a que su nombre y hazañas queden en el olvido.
Abandonando las aguas dejo atrás mis dudas y miedos estoy listo para emprender el viaje.

Victoria Falcón Aguila Agosto 2012 D.R






miércoles, 8 de agosto de 2012

El último trago

Chavela Vargas 1919 - 2012

¡Ay de mí llorona! déjame llorar
a la orilla del río para no olvidar,
que a este tierra con zarape rojo
chavela vino a cantar.


Se fue la mexicana del poncho rojo, que sin serlo, se auto nombro: hija de México.

Nacida en Costa Rica Isabel Vargas Lizano se nacionalizo mexicana después de que llegara  a este país apenas siendo una adolescente en busca de su más grande sueño: hacerse cantante encontrando como cosa del destino en las letras del género ranchero, su voz.Sola y sin dinero se enfrento al hambre, en ocasiones teniendo como único alimento una tortilla sin embargo, su espíritu no flaqueo, comenzó a cantar en las calles para después pasar a bares y cantinas hasta que un día se armó de valor presentándose ante el canta autor José Alfredo Jiménez quién la arropa comenzando así, a ser reconocida.
Descubierto y abierto el talento de “Chavela Vargas” demostró ser más mexicana que el chile verde, picante pero sabrosa bebiéndose la vida hasta su última gota. Con su voz rasposa acompañada por una guitarra viajó por todo el mundo representando la música de México plantándose en el escenario para hacerlo suyo, la audiencia se le rendía embelesado con su presencia muy masculina pero llena de interpretación femenina desgarrando las letras al punto de ser una cantante que hablaba.
Mala mujer entre las buenas fumó tabaco al tiempo que pretendía beberse todo el tequila para que al morir fuese reconocida como una vieja loca; cayó ante el alcoholismo pero como el ave fénix resurgió para convertirse en la gran “Chavela Vargas”. Poseedora de una discografía de más de ochenta discos fue incansable y productiva toda su vida obteniendo múltiples reconocimientos entre los que se encuentran: Gran Cruz de Isabel la Católica, medalla de oro de la Universidad Complutense de Madrid, medalla al mérito de la Universidad de Alcalá de Henares entre muchos más, pero el más grande reconocimiento fue el lugar que obtuvo dentro de los corazones de los mexicanos convirtiéndose en una figura de culto quedando inmortalizada entre los grandes hijos de este pueblo.
Adiós a “Chavela” la mujer que no vino a ver si podía, sino porque pudo se quedó.   

       Victoria Falcón Aguila  2012 

 
 
 


 


 


 

 

lunes, 2 de abril de 2012

Domingo


                                                                 

Triunfo momentáneo y banal, 
los mismos que el domingo alaban con palmas, 
son los que el viernes me sacrificaran...

Miradas que me atrapan
desde la muralla alta
en esta mi ciudad santa.

Gritos y alabanzas cantan:

¡Hossana en las alturas!

Me reciben con gran clamor,
creen que soy una cundeamor.

Claman piedad las criaturas...

Las nubes ya se ocultan
presagiando mi pasión,
miran como me insultan.

¡Oh,  Jerusalèn ! tú caerás y me clavarán
olvidando su adoración
¿Por qué he de sufrir yo este suplicio? 

Victoria Falcón Aguila D.R
Marzo del 2012  D.R
D.R